¿Estamos creando estudiantes cansados? El impacto de la "sociedad del cansancio" en educación.

Vivimos en un mundo donde el éxito se mide en base de la productividad. La constante exigencia de la sociedad por ser más rápidos, más eficientes y más competitivos ha irrumpido en nuestras vidas y por supuesto también en la educación. Byung-Chul Han, según su sociedad del cansancio, describe cómo la presión por el rendimiento ha generado un agobio colectivo que afecta tanto a los adultos como a los más jóvenes. ¿Estamos preparando a los estudiantes para aprender o simplemente los estamos agotando?

El sistema educativo actual parece estar diseñado bajo esta lógica de la productividad. Desde muy pequeños, los niños son evaluados constantemente, su desempeño se mide en números y se espera que cumplan con estándares cada vez más exigentes.

El resultado es una generación de estudiantes que, en lugar de sentirse motivados por aprender, se sienten agotados, con ansiedad y, en muchos casos, desmotivados.

Como estudiante considero que a esta situación hay que buscarle una solución ya que nos esta costando no solo consecuencias académicas, sino también emocionales y psicológicas:

La constante presión por el éxito genera altos niveles de ansiedad, afectando tanto a la salud mental de los alumnos como a su rendimiento. Cuando el aprendizaje se percibe como una obligación en lugar de una experiencia enriquecedora, la curiosidad y la creatividad se ven afectadas. Los niños ya no van al colegio o al instituto a aprender sino que van a aprobar. 

Además, la autoexigencia extrema puede provocar frustración y agotamiento, debilitando la autoestima de los jóvenes. Un ejemplo de esto es el curso de 2º de Bachillerato por el cual muchos alumnos acaban en psicólogos por los altos niveles de ansiedad a los que se ven expuestos.

¿Cómo podemos repensar la educación en la era del cansancio?

Si queremos evitar que la escuela sea un espacio de agotamiento en lugar de aprendizaje, es necesario cambiar nuestra concepción de la educación.

Si queremos estudiantes motivados y comprometidos, debemos replantearnos qué significa realmente "educar" en una sociedad obsesionada con el rendimiento.